

SOY
Ahora que vuelven las nieves
y se rizan las nubes de plata,
ahora que voy sin dirección
sin un sitio de amable cobijo
pierdo el pan, el fogón, el vino
y el amor de tu mesa que espera
un profundo plato de lentejas.
Pero dime ahora quién soy yo
sino un lazo falto de abrazos
que sediento ata sin cesar
la piel viejuna de sus zapatos.
Soy quien soy: nada y hambre
LOS BESOS DEL AGUA
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Hay tierras exhaustas,
tierras cuya ebriedad es polvo y desesperación,
tierras como la hiel, afligidas y amargas.
No saben de partos, besos de lluvia blanca,
caricias dilatadas entre rellanos de planicies y collados.
Hay personas que sueñan cobijarse bajo la sombra de un beso,
el mismo beso que espera
todo un pueblo árido y paciente y,
sin embargo, aún con el vaso vacío,
ese pueblo sobrevive en su alcoba de bosquejos
con su propio lienzo de nubes...
para no morirse en la sequía de los besos.
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SED
¿Cuándo te vi por última vez?
Entonces eras lluvia,
tormentosa tu boca,
tu boca de poemas caudalosos
bañando mis almendros.
Te fuiste entre guiños
de licores ebrios y blancos,
de soles por nacer o ya nacidos.
¿Cuánto lloró la hierba sin tus olas,
sin tu afán ciñéndose a la flor?
¿Qué reflujos bajan desde lo alto
en forma de acuarela?
Besos de agua, inaccesible el agua
en este rincón del mundo
que aun resiste
bebiéndose a sí mismo.
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¡CHISSS!
Vergonzoso silencio
bajo las ramas de un árbol,
de dos árboles,
de tres árboles,
de todo el bosque.
Las lagartijas espían desde el tejado de las piedras.
En las charcas, callan y dormitan los apareamientos.
Solo las hormigas trajinas sus quehaceres
en un vergonzoso y absoluto silencio.
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HABLAR CUESTA A LOS QUE OYEN
Estéril tu voz, tu salmo divino
que canta a un pueblo y a sus muertos,
a sus muertos apilados al sol.
Quema el aire llevando al vacío
tus proclamas soldadoras de cráneos,
–igualmente vacíos–. Y tú sabes
muy bien de la Historia, ellos no.
Ya digo: ¡cuán lejos tu gorjeo
y que tan cerquísima tu ausencia!
Por eso ebrios van los caminos,
y huyen elevadas golondrinas
preguntándose si habrá agua o mentiras.
Pero si aún te da por volver, vuelve,
vuelve a la cola de los orígenes,
abandona a los que miran el aire
y acepta, con la cabeza muy alta,
el silente tono de los últimos. Oh, sí.
LA VENTANA
Como bravas serpentinas
el viento pasa,
y se ondulan los pensamientos
mirando por la ventana,
y se alborotan las hojas
esquivando látigos y mayorazgos,
y cruza un gato que busca su sino,
un sepulcro, o tal vez el rincón de una lumbre,
y un perfil que se agarra a una valla,
la de un hombre cano que no sé su nombre,
y hay un reflejo
de besos clandestinos en las aceras
igual que alas confinadas …
mirando por la ventana.
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BUSQUEDA
Hoy he visto un lobo gris. Lo vi cruzar la pradera. Más tarde supe que no hay lobos por aquí; era el perro de Zeus y sin embargo juraría que vi los colmillos de un lobo gris. Pero luego me dijeron: es blanco y es un manso mástil el perro de Zeus. Después volví a la pradera y estuve al tanto y cuestioné tales afirmaciones, pero debo decir que las mías también: ni perro ni lobo, era el gato de Zeus. Entonces me dije: soy un sabio ciego, un talento confundido, extraviado en el calendario de Eón, o camino.
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